20 Sep comprar, producir, vender volver a comprar: la circulación del dinero en la empresa
Hoy hablamos de la tesorería, quizás la pieza central en la gestión administrativa de la empresa. Su buen funcionamiento es la mejor señal para presumir su supervivencia a medio plazo.
La tesorería no es otra cosa que las entradas y salidas del capital. Su flujo genera los distintos movimientos del dinero: pagos a proveedores, impuestos, trabajadores y financiación. Debemos ser capaces de preveer con suficiente distancia su funcionamiento en el tiempo (meses). La operativa que observamos hoy permitirá tener una imagen aproximada de nuestros flujos de caja. La circulación del capital debe ser equilibrado: equilibrar el dinero que entra y el que sale. Los ingresos regulares o el dinero ahorrado estarán en conocimiento permanente y consciente.
Avisoremos futuros desesquilibrios
Si se detecta a tiempo, los desequilibrios pueden resolverse acudiendo a financiación (bancaria, de proveedores) como último recurso. Con demasiada frecuencia las empresas recurren a este tipo de servicio cuando ya tienen el agua al cuello. Negociar en estas condiciones es hacerlo desde una posición de debilidad. Una vez más no se trata resolver el problema inmediato, sino mirarlo con perspectiva.
No mirar el problema con la distancia temporal necesaria puede dificultar tomar las medidas necesarias. La desviación en los números provocaría un efecto en cascada. Para ello es necesario recurrir a herramientas que permitan tener una idea clara sobre la salud de la empresa, como la que aporta el análisis económico-financiero. Reconducirlo después cuesta mucho esfuerzo.
La clave está en tener un conocimiento pormenorizado de cuánto dinero se tiene en todo momento.
Dicha gestión puede variar según el modelo de negocio: no es lo mismo en una empresa de espectáculos donde los ingresos entran cuando hay conciertos, por ejemplo. En cambio un supermercado se caracteriza por su flujo constante con cada pequeña venta.
Centrarnos en nuestro core business
La mirada debe estar puesta en el resultado a lo largo del ejercicio y la disponibilidad de dinero para el funcionamiento, mientras se paga a proveedores. Los plazos y los montos deben conocerse con el máximo detalle, siempre preparando las cuentas para los peores escenarios posibles con el fin de no tomarse confianzas que pueden llevar a sorpresas desagradables.
Otro de los errores más frecuentes es no tomar seriamente en consideración los pagos periódicos de impuestos. Cuando una empresa realiza ventas que generan IVA, por ejemplo, ese dinero cobrado no le pertenece y no puede disponer de él para afrontar sus gastos corrientes.
Novedades en la tesorería
Hoy es posible, con la implantación de programas como los ERP (Enterprise Resource Planning o Planificación de Recursos Empresariales) la gestión automatizada de la tesorería para tener resultados en tiempo real.
La tecnología es un hecho inherente a la empresa actual, y en el mercado existen todo tipo de opciones al alcance de todos los presupuestos, (como hemos explicado en artículos anteriores), para no quedarse fuera de la revolución tecnológica de la gestión de nuestro negocio.
Dentro de este proceso de cambios una de las tendencias para empresas de todos los tamaños y sectores es la externalización. Resulta altamente efectivo y eficiente delegar partes del trabajo que no forma parte de nuestro core business a empresas especializadas.
Por ejemplo, que seamos empresarios de un gabinete de masajes, o de una panadería no nos convierte necesariamente en gestores eficientes. Delegar ciertas partes de las tareas diarias es una decisión que puede resultar eficaz. De esta forma se liberan valiosos recursos propios. Las complicaciones no esenciales a la creación de valor real de nuestro modelo de negocio quedan fuera. El empresario debe centrarse en aquello que es la razón de ser real de su sociedad.
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