22 Abr El valor de la sostenibilidad
La responsabilidad de la empresa con la sostenibilidad es una de las transformaciones más importantes que se implantan, con fuerza, en las políticas de todo tipo durante los últimos años: desde las administraciones hasta las empresas y profesiones.
Combatir el cambio climático es una tarea vital en momentos en que está empezando a colapsar de forma evidente la vida sobre el planeta. Gobiernos y agentes sociales de todo tipo organizan acciones, cada uno en su propia medida, con este gran cambio que apunte hacia el objetivo último de la existencia: evolucionar hacia formas más sostenibles que permitan preservar el espacio a la futuras generaciones.
La preservación de la vida y la contribución de todos con esta misión está entrando, más lentamente de lo deseable, en la agenda de todos. Pero es verdad que va tomando forma y debemos llamarnos a contribuir.
La economía afectada
Los efectos del cambio climático afectan ya de forma muy clara las actividades de amplios sectores económicos necesarios para garantizar la vida, como es la agricultura.
Las empresas no pueden escapar a esta nueva forma de actuar.
En un contacto estrecho con los trabajadores de los sectores primarios, tanto agrícolas como ganaderos o pesqueros, se conocen los enormes trastornos que está produciendo este fenómeno en el ritmo de las cosechas y en la explotación desmedida de los mares y océanos.
Como todo en economía, el efecto se nota en cascada, afectando unos sectores a otros como en un castillo de naipes. Así, a la agricultura le siguen el turismo, transporte etc.
Los sucesos dañinos del cambio climático en la economía están llevando, poco a poco, a variar el concepto del valor que tienen los productos y servicios.
La sostenibilidad es un valor
Todos lo sabemos, una cosa es el precio y otra muy distinta el valor de los bienes y servicios que ofrecemos. El valor tiene distintas interpretaciones de acuerdo con la escuela económica que consultamos. Una de las corrientes, la escuela austriaca, se refiere al valor subjetivo, lo que el cliente está dispuesto a pagar por dicho bien o servicio en función de una compleja apreciación.
La percepción que tenemos sobre el valor del trabajo o de los bienes y servicios responde a nuevas consideraciones.
Hoy estimamos más la producción sostenible, con criterios ecológicos que apuntan a un uso que permita prolongar la vida en la Tierra.
Todo es fruto del enorme trastorno y reenfoque que han supuesto los dos últimos años.
Cobra fuerza la importancia del bienestar en el mundo del trabajo o de actuar para un funcionamiento responsable. Esta responsabilidad no se centra solo en la rentabilidad, sino en el efecto de las acciones productivas en sus públicos relacionados y la sociedad.
Liderazgo y compromiso
El compromiso de contribuir con la sostenibilidad de la actividad económica es, principalmente, una función impulsada desde el liderazgo de instituciones y empresas. Es desde las directrices y la toma de decisiones y en las políticas y planes de acción donde deben situarse las primeras decisiones de responsabilidad ante el consumo indiscriminado, la conciencia de la huella ecológica de nuestras acciones, la divulgación profunda de estas decisiones.
Creemos en tres líneas de acción fundamentales para empezar a implantar políticas de sostenibilidad en las empresas. El objetivo de estas políticas, más allá de formar parte de planes de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) o de blanqueamiento de la imagen puede responder a necesidades reales y concretas:
1. Actualizar la misión de las organizaciones hacia nuevos valores necesarios.
2. Entrar en las nuevos requerimientos de las administraciones públicas.
3. Incorporar el uso de insumos y materias primas que contribuyan con la sostenibilidad, es decir, con la solución.
Para sumarse al plan de colaboración pensamos que hay que tomar en consideración estas tres directrices:
1. Liderazgos, pues desde la dirección se impulsan los cambios en forma de planes de acción.
2. Digitalización, pues el uso de los nuevos recursos digitales contribuirán con la eficiencia y a la larga, con la reducción de la huella ecológica.
3. Optimización de procesos, pues el desperdicio de recursos, de procedimientos innecesarios y de modelos obsoletos contribuyen al aumento de los desperdicios.
Convirtamos la sostenibilidad en una línea fundamental de nuestras acciones empresariales. Cada acción cuenta.