05 Ago Séptimo hábito
Para ser productivo no basta con producir mucho. Parece un sin sentido pero hay mucho más que ir desenfrenadamente en la carrera de hacer más.
A veces todo lo que necesitamos para funcionar a tope es la mente despejada, que corra el aire para que fluyan las ideas. El relax que nos prepara para el esfuerzo, la satisfacción que nos llena de ilusión y energía. Los recursos humanos no somos recursos, somos personas con necesidades de personas.
Es rendidor tener claro el fin último por el que hacemos las cosas. ¿Producimos por producir? Si nos empezamos a preguntar insistentemente el por qué de lo que hacemos, sabremos que hay una razón última mucho más trascendente que los objetivos.
El tiempo que empleamos en aquello que nos gusta e importa, debería ser considerado un índice básico de productividad.
Es allí, viendo al horizonte, en la playa, desde una montaña donde la perspectiva nos permite ampliar la visión y confrontarnos con nosotros mismos. Puede que viendo a lo lejos encontremos ese fin último que nos mueve y llena de una arrolladora energía.
Realización personal, amor a las personas que queremos, la necesidad de cerrar círculos para empezar otros… Cada quien con su motivación. Lo cierto es que las vacaciones de verano, de alguna manera es un momento ideal para cumplir con el séptimo habito.
Ya lo dijo Stephen Covey; amolar la sierra: la sierra física, espiritual, mental y social. Más aún tras un tiempo de tanto aislamiento, con cuidado, pero la salud integral nos exige despejar, tomar aire y vaciar nuestras mentes de tensiones.
El tiempo que empleamos en aquello que nos gusta e importa, debería ser considerado un índice básico de productividad.
¡Felices vacaciones!
David Martínez Alonso @David_DMAA
