Gobernar mirando el horizonte - DMA Advisory
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Gobernar mirando el horizonte

A falta de petróleo y oro, que no tenemos, es el esfuerzo continuado de las empresas el que aporta su sangre al sistema tributario, dice David Martínez Alonso en un artículo de la serie «Cartas a Sánchez» publicados por el Diario La Región.

Le escribo una carta dirigida a ese momento del día en que ya ha pasado el grueso de su trabajo, ojalá haya tenido usted satisfacciones, tan necesarias para retroalimentar los ánimos y, sobre todo, tan necesarias para España. Me gusta la idea de dejarlo para esta hora porque me apetece la idea de ver las cosas con unos minutos de su valioso tiempo y en perspectiva. 

Valioso en tanto cada una de sus acciones son de una trascendencia inaudita para nuestro país y entiendo que fue la vocación que le llevó a usted hasta ese puesto. 

Deseo hablarle de algo que no le es ajeno en sus discursos y que está presente en la mente de cada español, cada día en medio de esta crisis: el futuro.

Ya sé que este no es precisamente el mejor momento para pensar en el futuro. Imaginemos que estamos en un incendio y la única prioridad es salvar vidas. Salvar vidas es la forma digna de salir de esta situación como especie humana, en la que la conciencia que rige frente a una tragedia es que las personas somos lo importante.

Y si las personas somos lo importante, y entiendo la dificultad del momento, yo me permito recordarle su labor como capitán: otear el horizonte. De la casa quedarán destrozos, pero cuidado, en este incendio aún podemos salvar muchos muebles, el máximo posible. Y con varios de ellos se podrá volver a decir pronto que tenemos un hogar. 

¿Y cuáles son esos muebles en esta metáfora que no debe ser más larga? Las empresas, las infraestructuras, el know how de nuestra gente que se debe quedar en un país en el que pueda permanecer. Porque en los previsibles cambios del mundo estará que, con la volatilidad que nos caracteriza, los trabajadores opten por emigrar a países en los que esta crisis ha sido bien gestionada. Reconozco su esfuerzo, pero también reconozca usted los graves errores que se van a pagar por años en forma de una vida muy por debajo de la recuperación que habíamos alcanzado. La gravedad y contundencia de la situación no ayudó, está claro.

Para conseguir mantener todo aquello que hemos construido, uno de los ladrillos más importantes para un país es la confianza. 

Publicación del diario La Región.

Me voy a permitir decirle cuáles son a mi juicio los ladrillos con los que podemos construir esa confianza. 

1. Las personas, como bien dice usted, todas y cada una de ellas son lo que cuenta: los trabajadores que deben mantener su poder adquisitivo, los empresarios que dan empleo, las pequeñas empresas y los autónomos. Porque lo que queremos es trabajar. 

Como presidente de la Asociación Empresarial de Profesionales y Autónomos (CEAT Ourense), llamo su atención sobre toda la economía viva que bulle en torno a los 3 millones 300 mil autónomos que existen en el país. Son como electrolitos que vibran a una alta velocidad capaces de añadir vivacidad a la actividad económica. Los autónomos, una vez más, vamos a tener la carga de la contribución en medio de esta crisis. 

Urge, mirando con perspectiva, un marco regulatorio que convierta a este grupo de trabajadores en una fuerza con derechos. Y para llegar a ese punto que luce lejano, en el corto plazo es fundamental que se alivie esta carga y así evitar que toda esa masa de trabajadores pase a engrosar las filas del paro, sin derechos.  

2. Las empresas no solo son proveedoras de trabajo y de distribución de la riqueza. Las empresas en el fondo son grupos de personas haciendo cosas, es lo más humano que hay: son enormes resultados del ingenio humano. A falta de petróleo y oro, que no tenemos, es el esfuerzo continuado de las empresas el que aporta su sangre al sistema tributario y el que trae el ingreso neto de España desde fuera al interior a través de las exportaciones. Fortalecer la industria y el gran comercio es lo que necesitamos, para mantener a España funcionando. En tiempos del coronavirus es el tejido empresarial el gran pulmón de nuestro país. 

Por lo tanto, le pido medidas que sostengan a la empresa como impulsora y oxigenadora de nuestra economía. Una empresa seria y confiable cuando se trata de suministros y estándares de calidad. Los economistas tenemos medidas para salvarlas. Pero necesitamos decisiones que las consideren no como proveedoras de tributos, sino como sostenedoras de la diástole y sístole del sistema.

3. Cuando al principio de esta carta le hablaba a usted de mirar en perspectiva, me refería también a la importancia de que las medidas que impulsa su Gobierno cuenten con mirada de largo plazo en su puesta en práctica. Esto vale para pymes, autónomos o grandes empresas. No sirve de nada tener créditos avalados por el Gobierno a futuro, si autónomos y empresas no pueden llegar a ese futuro. Las medidas de largo plazo exigen medidas de medio y hasta de corto plazo. Si los autónomos, por ejemplo, por pagar sus cotizaciones no pueden llegar a dentro de tres meses, difícilmente podrán permanecer para pagar un préstamo a tres años. 

4. La confianza para funcionar la necesitan las personas, pero también la necesitan las empresas de cara al horizonte. No se invierte ni se apuesta a largo plazo si no hay la certeza de políticas estables que favorezcan el resultado del trabajo. El sistema tributario está para recaudar un porcentaje de lo que cada ciudadano aporta. Soy el primero en defender a ultranza el pago de la aportación que todos debemos a la sociedad en la que funcionamos. Como consultor, lo he dicho por activa y por pasiva, los impuestos no son parte de nuestra tesorería. Pero dicha tributación necesita que los contribuyentes sigan respirando, con fuelle, produciendo, generando. Mientras más personas permanezcan trabajando, más contratación, más generación de riqueza, más creatividad en un ambiente en el que el trabajo se ve recompensado. 

5. Finalmente le pedimos, como ciudadanos, que mire otra vez con todos al horizonte, sin fronteras ideológicas: véanos a los ojos a todos. Se trata de una regla simple: un mínimo común múltiplo de todas las ideas que formamos parte de lo que somos como sociedad. Le ha tocado a usted, a dos meses de su mandato, estar ante el momento más trascendental de nuestra historia. Aún tenemos un hogar que preservar.

Desde el respeto.

Por David Martínez Alonso, Director Ejecutivo de DMA Advisory, para Diario La Región.