20 May ¿Cómo conocer el punto de equilibrio?
Cuando emprendemos, iniciamos un camino que nos obliga a tomar el control de nuestra economía. Debemos aprender a monitorear nuestras finanzas, saber tomarles el pulso. Una de las herramientas indispensables para este cometido es el cálculo del punto de equilibrio.
Continuando con nuestra serie de recursos para el conocimiento de la empresa desgranamos este punto que nos permite conocer en todo momento si nos encontramos en zona de pérdidas o ganancias.
¿Qué es el punto de equilibrio?
Como definición el punto de equilibrio es un concepto simple: es ese punto en el que nuestros costos de producción y los ingresos por precio alcanzan el cero. Es decir, no hay ni perdidas ni ganancia. En ese punto, nuestros ingresos son iguales a la suma de los costes, fijos y variables, que necesitamos para funcionar. Por debajo de ese punto estamos en zona de pérdida, por encima de ese punto empezamos a ser rentables.
Primero vamos a situarnos en la realidad de la empresa o nuestra actividad productiva. Para desarrollarla debemos tener unas inversiones mínimas, pongamos equipos, alquiler, licencias, una inversión en equipos que amortizamos en un plazo determinado. Estos son los costes fijos que debemos contemplar y que no varían con el aumento de la producción.
Pero una vez iniciamos la producción o prestación del servicio, de acuerdo con la demanda, van surgiendo nuevos gastos o inversiones que varían, como pueden ser las materias primas, o la energía necesaria para la producción. Son las necesidades que genera la demanda de nuestro producto, imponderables, cambios en el mercado. Estos son los costes variables, que fluctúan en función del aumento de la producción.
Las variaciones que se producen a lo largo del año, tanto en los ingresos como en los costes hacen que el punto de equilibrio varíe constantemente. Y un dato: como si de la temperatura se tratase, debe estar permanentemente monitorizados.
¿Qué necesito saber para conocer el punto de equilibrio de mi empresa?
Como hemos mencionado en la definición anterior necesitamos conocer: los costes fijos, los costes variables y el precio unitario de nuestros productos y/o servicios. Al final, como casi todo en economía, este instrumento de monitorización es el resultado de una ecuación:
Donde:
Q: es el punto de equilibrio que debemos calcular.
Cf: son los costes fijos, independientemente de la producción.
P: es el precio unitario.
Cv: son los costes que dependen de las variaciones de la producción.
Es decir, el punto de equilibrio es el resultado de dividir los costes fijos, entre el resultado de la resta que hacemos a los ingresos de los costes variables que hemos necesitado para producirlo.
¿Es tan sencillo?
Pues no, el punto de equilibrio no es una tarea ni un cálculo sencillo. En la exposición hecha estamos hablando de un solo producto y de un período específico en un mercado estable. Tampoco es igual para todas las empresas, pues cada una tiene sus propias métricas. La verdad es que las variaciones internas y externas afectan el cálculo del punto de equilibrio.
En su cálculo entran los aprovisionamientos/compras, y en base a ello se reducirán y/o aumentarán las ventas. Por lo que si bien los componentes de los costes fijos pueden ser sencillos para el cálculo del punto de equilibrio, la complejidad de establecer una ecuación que considere los elementos variables hace que en muchas ocasiones la empresa desconozca con exactitud este valor.
Encontrarse en esta situación es un error, es como ir a ciegas sin poder contrastar las desviaciones respecto a objetivos y presupuesto. Saberlo en todo momento es un mecanismo de control indispensable para saber a partir de qué punto la empresa, o mismo, nuestra actividad profesional, comienza a ser rentable. En ese caso la explotación genera beneficios.
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