21 Nov Ciencia y economía son vasos comunicantes
Cuando establecemos una relación entre los gastos y los beneficios que genera un producto porque al aumentar el precio, se produce una disminución en su demanda, la economía ofrece una serie de fórmulas y metodologías que permiten precisar cómo se ha alterado su curva de ingresos.
Ello es posible porque la economía es una ciencia, aun cuando haya distintas opiniones respecto a esta idea. La economía pertenece al campo de las ciencias sociales y ello significa que su materia es compleja, variable. Es imposible que ante determinados estímulos o procedimientos los comportamientos resultantes sean idénticos pues intervienen factores que alteran el resultado: de tipo humano, geográfico, histórico etc. Sin embargo, es evidente que los fenómenos económicos de las sociedades pueden estudiarse de acuerdo a patrones que se repiten y que permiten advertir las consecuencias de determinados procesos.
Con motivo de la #semanadelaciencia, David Martínez Alonso, Consultor Ejecutivo en DMA Advisory, hará una exposición sobre la íntima relación existente entre ciencia y economía, en el marco de los actos programados en la ciudad de Astorga. En ella abordará tres factores importantes que tienen que ver con ambos campos del saber:
- ¿Es la economía una ciencia?
- La ciencia y la innovación como precursoras de procesos productivos.
- El valor estratégico del i+D+i en el desarrollo de España.
La ciencia es precursor principal de adelantos tecnológicos que han dado lugar a grandes avances en el terreno de la productividad y la expansión del suministro de bienes y servicios a grandes grupos de población. Estos avances han supuesto mejoras en el terreno de la alimentación, salud, producción industrial, locomoción etc. A lo largo de la historia descubrimientos como los de Thomas Alva Edison o como se ha reconocido más recientemente, Nicola Tesla, generaron iniciativas que elevaron el nivel de vida de las personas.
Es importante hacer una distinción entre ciencia pura que desarrollan los institutos científicos de los distintos países y la ciencia aplicada específicamente al desarrollo de productos que llevan a cabo las empresas. Muchas de estas basan su ventaja competitiva en el desarrollo de nuevos productos, como es el caso de la industria farmacéutica, generando patentes cuya administración no siempre redunda en beneficio de todos, sino de quienes pueden llegar a pagarlos. No obstante, es evidente que los avances en definitiva han contribuido a elevar el nivel y la esperanza de vida de las personas.
Es por esta razón que entramos a considerar el tercer punto: la importancia de la economía para impulsar el desarrollo en i+D+i. No sólo para las empresas en concreto, sino para el avance del país al ser una inversión estratégica que puede aumentar el valor competitivo de España en el mundo, en nuestro caso. Invertir en ciencia e investigación es generar conocimiento que mejore la aportación de valor de nuestras empresas en los diversos sectores productivos y de servicios.
La sostenibilidad del planeta, que está directamente relacionada con la investigación y el conocimiento del medio en que vivimos, es un fin en el que ciencia y economía pueden funcionar como vasos comunicantes.