19 Ene Básicos para entender el plan de reestructuración empresarial
La reacción adecuada de una empresa o autónomo que se encuentra en situación de insolvencia o pre-insolvencia es tratar de salvar su actividad económica. El Plan de Reestructuración, contemplado en la nueva Ley Concursal española aprobada en septiembre del 2022, es la herramienta creada para conseguirlo. En este artículo queremos compartir unos básicos para entender en qué consiste.
Reestructuración, como la misma palabra lo indica viene de re-estructurar, volver a estructurar o dar una estructura diferente a algo que funciona de una determinada manera. Los cambios estructurales van más allá de medidas circunstanciales o parciales y afectan a la configuración propia de una entidad. Es esto lo que hay que hacer con las empresas cuando se encuentran en situación grave que podría impedir su continuidad.
Un plan de reestructuración es un conjunto de medidas que una empresa o una entidad adoptan con el objetivo de mejorar su situación financiera y operativa. Estas medidas pueden incluir cambios en la estructura organizativa, la reducción de costos, la venta de activos, la eliminación de líneas de negocio, la renegociación de deudas o la ampliación de capital. El objetivo final es permitir a la empresa o entidad alcanzar un nivel de rentabilidad sostenible y poder continuar con su actividad.
Esta actividad debe ser desarrollada por el Experto Reestructurador, que es un profesional con experiencia y conocimiento en la identificación de problemas financieros y operativos, y en la implementación de medidas para solucionarlo.
Cuándo se necesita un plan de reestructuración
Una empresa necesita un plan de reestructuración cuando se encuentra en situación de insolvencia o pre insolvencia. Se considera insolvente a una empresa cuando no tiene capacidad para hacer frente a sus obligaciones financieras a corto plazo. Esto significa que la empresa no tiene suficientes recursos económicos (activos) para cubrir sus deudas (pasivos) a corto plazo.
1. El endeudamiento: si el endeudamiento de la empresa es muy alto en relación a sus activos o a sus ingresos, puede indicar que la empresa tiene dificultades para hacer frente a sus deudas.
2. El flujo de caja: si la empresa no tiene suficiente dinero para cubrir sus gastos corrientes, puede indicar que está en situación de insolvencia.
3. El incumplimiento de obligaciones: si la empresa no cumple con sus obligaciones financieras, como el pago de deudas o salarios, puede indicar que está en situación de insolvencia.
La reestructuración en España
En comparación con otros países de Europa, España ha adoptado en el desarrollo de su Ley Concursal un enfoque más proactivo para la recuperación de las empresas. En España se pretende evitar la liquidación y buscar una solución que permita la continuidad de la misma. Esto se refleja en la normativa en la cual se establecen medidas para facilitar la reestructuración, para actuar antes de la insolvencia y se promueve la negociación entre la empresa y sus acreedores.
Además, en la nueva Ley se ha previsto garantizar el funcionamiento de la unidad de producción mientras sucede el proceso de manera que permita mejorar sus posibilidades de éxito así como facilitar el acceso a este recurso de las pymes.
En otros países de Europa, como en Reino Unido, se tiene un enfoque más conservador, donde prima la protección de los intereses de los acreedores. En Reino Unido, la prioridad es cumplir con las obligaciones financieras y en caso contrario la empresa es liquidada.
En España, la Ley Concursal también cuenta con mecanismos para proteger a los acreedores, pero permite la reestructuración y la continuidad de la empresa en caso de ser viable económicamente.
Quien inicia el proceso de reestructuración
Según la Ley Concursal pueden solicitar un plan de reestructuración tanto la empresa en sí misma como cualquiera de sus acreedores. La solicitud debe ser realizada ante el juez mercantil competente, que es quien tiene la responsabilidad de conocer los procedimientos concursales.
Solicitud por parte de la empresa
En primer lugar, la empresa puede presentar una solicitud de plan de reestructuración si se encuentra en situación de insolvencia, con el objetivo de lograr la viabilidad económica de la misma. En este caso, la empresa debe elaborar un plan de reestructuración y presentarlo junto con la solicitud.
Solicitud por parte de los acreedores
En segundo lugar, cualquiera de los acreedores de la empresa también pueden solicitar un plan de reestructuración si consideran que la empresa se encuentra en situación de insolvencia y que el plan presentado por la empresa no es adecuado para proteger sus intereses. En este caso, el acreedor debe presentar un plan alternativo al juez.
En ambos casos, el juez es el encargado de valorar la situación de la empresa y decidir si procede la solicitud de plan de reestructuración y cuál de los planes presentados es el más adecuado para proteger los intereses de los acreedores y garantizar la continuidad de la empresa.
Tipos de Planes de Reestructuración
La casuística relacionada con las insolvencias empresariales es diversa. En la misma medida son diversas las soluciones que se plasman en el documento de trabajo que llamamos Plan de Reestructuración.
Sin embargo, en términos generales podemos agrupar en tres las líneas de trabajo principales:
– Plan de ajuste busca reducir los costes y los gastos de la empresa para mejorar su situación financiera. Este plan puede incluir medidas como ajustes en la plantilla, cierre de sucursales, renegociación de contratos, entre otros.
– Plan de reestructuración financiera centra su trabajo en la reestructuración de las deudas de la empresa. Se enfoca en la reorganización de los pasivos con el fin de hacerlos más sostenibles y manejables Este plan puede incluir medidas como la quita o la moratoria en el pago de las deudas, la emisión de nuevos títulos valores, entre otras.
– Plan de reorientación estratégica es la reorientación de la estrategia de negocio. Medidas posibles en este caso pueden ser el lanzamiento de nuevos productos o servicios, la reducción de las líneas de trabajo existentes, o la expansión a nuevos mercados, por ejemplo.
Suele ser normal, sin embargo que el plan recurra a una combinación de medidas de los diferentes tipos de planes mencionados anteriormente, buscando reducir costos, reestructurar deudas, reorientar la estrategia de negocio y buscar nuevas fuentes de financiamiento.