23 Oct Apego a un espacio físico
Hace años que la gente me pregunta ¿Dónde está tu despacho? Y cuando les decía que no tenía, me miraban como a un bicho raro, de hecho eso generaba desconfianza por parte del cliente, como si el no tener un despacho precioso y decorado tuviera algo que ver con la calidad de mis servicios y su eficacia. Existe un apego a la necesidad de un espacio físico cuando no siempre es necesario.
Desde hace años, a principios de los 2000 era consciente que mi mercado estaba en un amplio espacio geográfico y por lo tanto no podría limitarme a un espacio físico concreto que limitara mi capacidad de dar servicios a mis clientes. Por ello decidí no atarme a ningún espacio físico y dejarme llevar por el mundo digital, tener como punto de referencia un coworking e incluso en las oficinas de los clientes para realizar nuestros trabajos. Es allí donde estaban los asuntos a resolver. Así utilizamos las ventajas del mundo virtual que nos daban una mayor flexibilidad en nuestros costes.
Lo mismo le pasaba a un amigo mío francés, Gerard, que en los años 90´s se negaba a ir en traje y corbata, iba de sport, argumentando que a él le pagaban por su cabeza, lo que había en su cerebro, y no por su aspecto físico ni por su vestimenta. Al final eso le causaba algún estúpido problema, pero no por ello dejaba de ser uno de los mejores profesionales de consolidación y controller que he conocido en mi carrera profesional. Con el tiempo esto se fue normalizando y ahora parecen extraños los que van de traje y corbata. Ahora está ocurriendo lo mismo con el mundo digital ¡Por fin se ha normalizado!
Apego al espacio
Y es que no podemos atarnos a un espacio físico. No podemos plantar grandes puentes en cauces de ríos que con el paso del tiempo pueden desaparecer y tomar otro camino. Porque en ese momento el puente que hemos construido quedará inútil e inservible. Debemos actuar con procesos que permitan la movilidad inmediata y poder variar ante una reacción inesperada de los acontecimientos, como lo que está pasando ahora. Y esa normalidad nos la facilitará la digitalización y un concepto del espacio más líquido.
Está ocurriendo ahora con las tiendas y sus alquileres, si tenemos una tienda o local en un espacio físico y dependemos de ello, puede que ahora lo único que tengamos sea un gasto, y que además no nos genere ningún ingreso. Pero el gasto continuará estando ahí, en el mismo sitio, pero que no nos genere ningún retorno a través de ingresos. Nuevas formas en el uso de los espacios pueden estar por llegar y facilitarnos las cosas en situaciones más volátiles.
En nuestra empresa debemos analizar qué nos ata, cuál es el puente que hemos tendido por el que ya no pasa ningún río. Nuevas formas de negocio tendrán que adaptarse a realidades crecientemente virtuales que facilitan los movimientos y el acceso a un mercado mayor y más eficaz. Recuerda que ahora debemos llegar hasta nuestros clientes, no ellos a nosotros.
De todos modos y cuando pase la tormenta, siempre nos quedará sentarnos a charlar en un café.
David Martínez Alonso @David_DMAA